Un Modelo Educativo Infalible

Educación 31 de mayo de 2021

Y usted, ¿cómo le hizo para que sus hijos sean así, diferentes a los demás?

Esta es, sin duda alguna, una de las preguntas que todos los padres quisiéramos escuchar cuando alguien conoce o trata a nuestros hijos, y no dudo de que en muchos casos así sea, pero ¿qué tal cuando nos ponemos a pensar de manera reflexiva y crítica sobre el tipo de formación que estamos brindando a nuestros hijos? ¿estamos cumpliendo el plan que el Señor nos indicó en términos de educación?

El Señor, en su Palabra, fue claro y contundente al indicar a los padres el tipo de educación que debemos procurar para nuestros hijos: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas” (Deut. 6:6-9). Podríamos obtener varias lecciones de este hermoso pasaje, incluso podríamos contextualizarlo, pero el principio es uno solo: enseñar a nuestros hijos a amar y respetar a nuestro Dios con todo el corazón, con todo el ser (Mat. 22:37). ¡Qué gran privilegio e importante tarea tenemos que los mismos ángeles del cielo quisieran venir a realizar!

Hoy, hay muchos agentes educativos dispuestos a realizar la tarea que nos corresponde. Tenemos una lucha fuerte contra potestades y hueste espirituales (Efe. 6:12) encarnadas en diferentes medios a los cuales nuestros hijos tienen acceso, por lo que debemos evaluar de manera frecuente dónde están nuestros hijos. Lo más triste en este tiempo será, sin duda, que nuestros hijos se nos pierdan aun estando dentro del hogar en medio de este confinamiento, a pesar de que hoy los tenemos más cerca de nosotros, algo que no sucedía en otro tiempo de nuestra propia historia.

Es el llamado del Señor para cada uno de nosotros, queridos padres, que cumplamos el sueño de nuestro Dios, que cada padre y madre cumpla la noble misión que Él nos encomendó. Es tiempo de tomar o retomar nuestro papel de padres, volver a ser padres de nuestros hijos, es necesario que cada padre y madre se consagre al Señor, que se dé cuenta de los tiempos que estamos viviendo, pero sobre todo de la vida que nuestros hijos están viviendo. La luz del evangelio debe brillar intensamente en cada hogar, el estudio de la Palabra del Señor debe ser una prioridad, los momentos de oración en familia no deben faltar en el diario vivir, modelar un estilo de vida cristiano debe ser una realidad, asumir un compromiso práctico con la iglesia y trabajar en el cumplimiento fiel de la misión, entre otros, son elementos fundamentales del modelo educativo que se debe implementar en cada hogar cristiano adventista, lo cual, será una salvaguarda segura mientras caminamos de la mano de nuestros hijos rumbo al Cielo.

Nuestro Señor Jesús dirá en aquel Gran Día a cada padre y madre que cumplió con dedicación y fidelidad su sagrada misión: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor” (Mat. 25:23), y lo más hermoso será cuando entremos tomados de la mano de nuestros hijos a la patria celestial.

Enóc Márquez Díaz

Anciano - IASD Narvarte

    4 comments

  • | 31 de mayo de 2021 en 11:28 AM

    Gracias hno. Enoc
    Mis hijos ya estan grandes y no viven en Mexico pero todos los dias les hago incapie en q oren constantemente.
    Ahora, con su reflexion, voy a intentar q oremos juntos, aunq sea por whats, todos los dias!

  • | 31 de mayo de 2021 en 1:27 PM

    Excelente reflexión para repensar las acciones que a diario hacemos. Fuerte abrazo a todos.

  • | 31 de mayo de 2021 en 10:06 PM

    Lo ideal sería que muchos padres pensaran que la educación básica, y media, fuera para preparar ciudadanos para la Patria Celestial, sin embargo nos dejamos llevar por la competencia y la acumulación de bagaje de información tecnológica, que nos lleva al consumismo y la banalidad.

  • | 1 de junio de 2021 en 3:27 PM

    Excelente reflexión. Un fuerte recordatorio de la tarea y responsabilidad que tenemos con nuestra «pequeña congregación». Dios nos ayude a todos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *